Estoy haciendo equilibrio entre los astros
y tus ojos mientras el vuelo del crepúsculo
moja sus alas en el horizonte.
Mas tarde todo es parecido al silencio
que los árboles dibujan en el pentagrama de la noche.
Hay algo en la armonía de tu sexo que hiere a la gravedad,
le lima los pies a los relojes,
le come el espejo a la soledad.
No sé, yo no se nada nada de esto de estar vivo.
Ahora amanece, ha llovido, luego el cielo se ha despejado.
!Pero que me importa!
Si el sol, los restos de humedad y tu cuerpo
desnudo entre la imprecisión de las sombras, de las sábanas,
me hacen aterrizar en la pista de tus sueños.