miércoles, 30 de octubre de 2013

Quiero mucho a mis zapatillas 
y a las plantas  de mis pies, 
sobre todo cuando voy a buscarte.
Entonces hundo las cenizas de mi cabeza bajo la lluvia,
miro a los semáforos como a sueños,
como a destellos del olvido al que no voy.
Los colectivos pasan llenos de chicos que van a la escuela,
con sus montones de errores de ortografía 
escondidos en la mochila y que eso no importa.
Solo importan sus hormonas santas, sus onomatopeyas
de fin de semana.
Y quiero mucho a mis zapatillas
y a las plantas de mis pies y a mi corazón
funcionando y a la ciudad que me crece
 del lado de la esperanza
con la que camino.